martes, 8 de diciembre de 2009

Los hechos...son coronas en la cabeza...



Muy pocas veces damos importancia a lo que va sucediendo, y resulta que al final ese u otro pequeno detallito fue el que realmente tiene importancia.

Como ahora que escribo con un tablero hecho para la lengua francesa, no encuentro los acentos, no hay tildes sobre la n y un montón de cosas cambian. Los hechos así llamados son a veces difíciles de asumir por quienes los ofrecen,  por ejemplo, yo pude haber dicho que  nunca voy a gritarle a mi hijo y resulta que caí en la triste provocación del enojo al gritarle a mi pequeño y ver devaluada mi autoridad sobre él.

En el camino de los hechos es difícil mantener esa corona de flores que nos hace brillar mientras transitamos en esta vida, decir es mucho más fácil que realmente hacer, parecen verdades que no terminan por cumplirse, como no me queda otro remedio más que asumir algo que pensé que sería grato.

Leí,


Ce n'est pas le but qui compte, mais l'effort que l'on pratique pour vivre chaque jour le chemin qui mène à ce but.

Es algo así; que no es el fin lo que cuenta sino el esfuerzo que se práctica cada día para alcanzar ese fin.

Es muy complejo, es a través de muchos esfuerzos y de muchos fracasos (aunque  uno crea que nunca llegará al objetivo); por ejemplo que nunca hablaré fluidamente y sin errores el francés o que simplemente nunca le gritaré a mi hijo, es el esfuerzo de cada día lo que cuenta, la pequeñez de ese esfuerzo lo que nos transforma para alcanzar ese fin.

La mayoría de las personas queremos que todo sea rápido con esforzarnos un solo día cuando la realidad es que para ser el mejor nadador se necesita disciplina, y practicar todos los días y superarse cada momento, así también, requiero de mejor autocontrol para mis enojos, requiero de aprender por lo menos una palabra más en francés.

Debemos recordar siempre en nuestras relaciones, que muchas veces es mejor actuar que decir, o es mejor no decir nada porque simplemente no se podrá cumplir.

En pocas y más palabras a veces realizar algo no solo porque alguien más lo quiere y hacerlo bien resulta ser una corona en la cabeza, como si oliéramos bien, como si supiéramos iluminar las vidas de los demás no solo con lo dicho, con lo prometido sino tambien con el HECHO.

A cumplir lo dicho, a hacer lo nuestro. Cada día un pequeño pedacito de vida, cada día un pequeño esfuerzo que al final sea el camino y no la meta la que nos llene de felicidad el alma.


Ofreciendo las flores de los hechos


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