viernes, 28 de septiembre de 2012

La Humanidad en la que creo, o ¿no?


Cerrado de un lado, cerrado del otro

Ya no recuerdo lo que pensaba hace unos instantes, y es que no hace falta entender que muchas veces creo que lo dicho , lo que diré o lo que mencione en un escrito no debería tener significancia alguna...

[Believe in Life after Love]

Las verdaderas mentes abiertas... ¿Cuáles son?



¿Hay sincera verdad en sus palabras, en sus reflexiones, en sus acciones?

La mente está cerrada a sus posibilidades físicas y por lógica incluso el discurso más persuasivo se vuelve limitado a nuestro entendimiento y a nuestras fronteras del cuerpo funcional. Somos resultado de una creación fortuita para muchos y en mi caso más que azar una muestra de un amor incomparable de Dios para crearnos sin saber la verdadera causa y propósito que tuvo de hacer todo este entramado vuelto trenza dorada diera como resultado lo que somos hoy día.

Un mundo lleno de imperfecciones


¡Ah!

Ya le recuerdo

Se trataba una reflexión que vino a asolarme luego de que tomará copa sobre barril

Muchos barriles en copa, acerca de la Esperanza de Dios en cada uno de nosotros.

¡Vaya que la tiene!

Se dice que cada ser es la esperanza de Dios en nosotros, vuelta a una realidad. Y si, aunque después de mi última visita a tierras francas yo he perdido toda esperanza para la humanidad o si acaso encuentro salida a la bienaventuranza será porque entones concluyo que la Bauxita, el Moco y otros elementos no debería llamarseles humanidad sino simplemente animales, que coexisten, tales en semejanza con los verdaderos seres humanos y entonces si, debo concluir que hay esperanza en la humanidad.

Tal como pudiera creerse en una superioridad de conciencia. No es que no me guste llamarle ser humano, pero es que en la manera de expresar los sentimientos y los razonamientos esta en mucho la HUMANIDAD.

Otro de los múltiples pensamientos que asomaron a mi mente pirata mientras me duchaba están en las realidades que dejan muchas veces en apariencia que alguien tenga la razón, por pura sutileza de la consecución de los hechos. Y es que muchas son las discurrentes opiniones para una situación, para un problema y hasta para un actuar de pequeño.

¿Cuál es la verdadera razón? ¿Quién podría saber la fórmula secreta, la palabra correcta para que se corrigiera un proceder? O no es resultado de las circunstancias y lo antes vivido. ¿Quién tiene la respuesta?

Para que venga la solución, lo único es continuar respirando, confiando. Confiar que en la misericordia de cada situación. ¿Cómo saber cuando tomar una decisión que nos mueva de la situación perniciosa?



O solo confiar y seguir confiando que alguna vez todo cambie, ¿cuándo es demasiado tarde?

¿Cuáles son los límites? Y ¿ cuándo dejarán de analizarme? Sería como pedir que dejen de leerme o dejen de sentir por donde yo veo, por lo que yo hago y por lo que yo misma piensa.

¿Quién tiene la razón absoluta para todos los tiempos?

¿Quién como Dios?

¿La luna, el cielo, la conciencia o su naturaleza?



El vacío inerte que cada ser deja  en sí justo cuando decide llenarse de ideas y deja fuera sus creencias, agregando entonces otras propias de la humanidad de ese entonces. ¿Quién como la respuesta? ¿Quién como la verdad? ¿Quién como el absoluto?

¿La humanidad, el razonamiento, el porvenir, tal vez la modernidad?

En aras de la alegría, se sufre. En aras de una disciplina y seguimiento se cuarta. En aras de la vida, ¿se mata?

¿O todo es positivo?

Cuando se ha sido testigo de la vida, en los procesos, en ser parte de... más no quién la crea. Se sabe que en aras de la vida SIEMPRE todo es POSITIVO, incluso una muerte se justifica por la vida nueva.

Y el error se vuelve verdad, acierto y futuro. Tu eres mi error más grande y me animo a afirmar que es mi más grande tesoro, el error, mi amigo... Un futuro lleno de aprendizajes, de ensayos vueltos desgracia y de sufrimientos venidos del ego , tan necesarios como comer.

El ego es necesario ahora y siempre, es elemento indiscutible de todo equilibrio. Igual que la muerte para la vida, igual que el día y la noche. Equilibrio de este mundo terrenal, de nuestro tercer planeta azul. Y que en la pequeñez de una mente acertamos a creernos dueños de la humanidad, del mundo y hasta del universo.

Te quiero, es una palabra mágica llena de enigmas  que le completan como el sujeto al predicado y la acción se vuelve verso para mostrarnos nuestra miseria y nuestra nadería ante la totalidad. Con tantos entusiasmos por la vida y pocas raras piedras que arroja el universo a nuestra tierra.




Creyendo entonces que un pequeño meteorito se guardan los secretos con los que nos mezclamos, uniendo a nuestra información genética una causa y una razón, las consecuencias de ser parte. Compartiendo hacia el exterior y viendo que si pasa lo que debe al menos en esta franja de tiempo, que en nada se parece al otro tiempo, que no mide en años en luz, ni en tiempo en segundos.

La franja del tiempo que llega a desvanecer cualquier ilusión de proseguir más allá de  este Sistema Solar o peor aún de este pobre escrito.

Y volviendo al principio cual cuerda unida en sus nudos, razono mi no creencia en la humanidad que conocí y de la que me aleje, esa que le llama deber a la humillación, a la que le llama libertad al desinterés  aquella que le llama amor al compromiso. Esa humanidad que devalúa algunos valores al ponerse los lentes que sólo le permiten ver una pequeña parte, y aún con lentes sigue siendo miope. La humanidad que no investiga, comprueba y simplemente sigue, sin razonar.



Esa humanidad que busca desesperadamente a Dios alejándose de él a cada paso de su proceder, sin cohesión en sus pensamientos y lo peor sin la humildad de reconocer su miseria y su nadería ante la totalidad. Juzgame entonces con esas observaciones de aquellos mis errores, de esos de los que estoy orgullosa porque no fueron peores, porque debiendo enmendarme , no se han vuelto a cometer, y no se si por presión de quien habla cual diablo, que piensa cual persona inquieta, vacía y con muy poco porvenir. Un alma en agonía, tal cual busca en los viajes, en las amistades que aprueban sus juzgamientos, un alma tibia, apenas caliente para sobrevivir. Muerta casi del frío, como una bulimia de filosofías, busca exasperadamente un cobijo en los métodos que le indiquen como donarse, como sentirse en paz y como es el amor, porque ya no siente. La carne muerta del frío, el alma medio muerta necesita esos ejercicios que palíen el frío, la palidez y el vacío. Un vacío irreemplazable  un vacío lleno de nada y unas alegrías que saben más a teatro que agonía.

Música...Necesita música, fotos y ver en otros defectos propios para dar lecciones de cómo salir de aquel atolladero. Ayudar a la humanidad sin querer desde el corazón, sin sentir, por puro método, aprende a nadar por manual sin nada de práctica. Nada y se ahoga, traga agua y el profesor tiene la culpa de sus torpezas, aunque el dijo y mostró sus diplomas de ser campeón de nado. Una porquería tras otra...¿Por qué en este tiempo se te deja ser? Gusto entonces de ver la parte de la totalidad de estas actitudes y reír, salir y luchar. Por el corazón machín.

Yo no creo en esa humanidad, yo no creo en ellos y ni ellos creen en sí.

Acaso , entonces, ¿luchan por ser?

EXISTEN

RESPIRAN

Y siguen persiguiendo la vida, destruyendo cual torpes en hielo, resbalan, enojan y pierden. También parecen ser buenos en todo. Lo peor es  la admiración de otra parte de esa humanidad que pretende seguir los pasos que de estos con poca estrella brillan en el mundo moderno, mostrado de rareza, excentricidad  con toques de grandeza y trascendencia.



Pocas fuerzas quedan entonces, luego de escribir de la humanidad, Dios y de las mentes cerradas vueltas abiertas. Luego de unas cuantas copas de barril o de unos barriles en copa. Vinosssssssss Tintos.

Pirata, mientras observa el cerebro.


[humanidad, la humanidad, semejanza, ser humano]

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