viernes, 15 de enero de 2010

Todo depende de lo que es importante para ti...

¿Cuáles son nuestros intereses?


Se cuenta que un newyorkino enseñaba la ciudad a un amigo japonés, mientras hablaban de varios temas, incluyendo el de la fe. Paseaban por el centro de Manhattan, a la hora del almuerzo. En medio del infernal ruido producido simultáneamente por bocinas, sirenas, altoparlantes, música a todo volumen y miles de personas hablando al mismo tiempo, el oriental le dijo a su amigo: "Estoy oyendo un grillo".



“¿Qué? ¡Debes estar loco! -replicó el americano- ¡No es posible que puedas escuchar un grillo en medio de todo este ruido!”
Sin decir nada, el japonés caminó hacia un tarro de flores que había en la acera y, tras una ligera búsqueda, extrajo de allí un pequeño grillo. El amigo, sorprendido, dijo: "Esto es extraordinario, debes tener los oídos de Superman".
“No -respondió el nipón-, mis oídos son iguales a los tuyos. Solo que todo depende de lo que a uno le interese escuchar”.
Para demostrar lo que decía, sacó de su bolsillo varias monedas y discretamente las dejó caer al piso. El sonido producido por las monedas al tocar el suelo provocó que todos los transeúntes voltearan inmediatamente la cara, curiosos por saber dónde había caído el dinero.



“¿Ves lo que te digo? -insistió su amigo oriental-, el sonido del dinero lo escucharon todos, pero el del grillo no. Todo depende de lo que es importante para ti. Tu mismo pregúntate, ¿Qué es importante para mí? Pues de la respuesta que des, dependerán tus acciones.


Cuando lo importante debería ser siempre hacer que el otro mi prójimo este bien, darle cariño atención, tiempo. Para así poder recibir lo mismo, si todos hiciéramos esto no habría forma ni tiempo de estar tristes o resentidos con lo que  día a día nos sucede.

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