domingo, 1 de septiembre de 2013

Los consejos de poetas

¡Que pasado, tan pasado!

La principal función del suspiro, es llevar oxígeno a los recuerdos más profundos.

Y no a una calavera...

LA CALAVERA

En el derruido muro
de la huerta del convento,
en un agujero oscuro
donde, al pasar, silba el viento,

y, como una dolorida
queja a las piedras arranca,
hay, en el fondo, escondida
una calavera blanca.

De algún fraile soñador
de vida ejemplar y bella
y dedicada al Señor,
en el mundo única huella.

Abre los ojos, sin fondo,
como a visiones extrañas,
y del vacío en lo hondo
forjan telas las arañas.

Húmedo musgo grisoso
recubre la antigua grieta,
donde, en supremo reposo,
descansa ignorada y quieta.

Pero hasta aquella escondida
mansión la brisa ligera
lleva murmullos de vida
y olores de primavera.

Golondrinas, que en sus marchas
dejaron el patrio río,
huyendo de las escarchas,
de las brumas y del frío,

cuando la luz del Poniente
filtra por el hondo hueco
y hace parecer viviente
el cráneo rígido y seco,

desde las negras ruinas,
alzan sosegado vuelo,
en sus vueltas peregrinas
tocan las ramas y el suelo,

como buscando en el prado,
ya por la tarde, sombrío,
el espíritu elevado
que habitó el cráneo vacío.

La calavera
Jose Asunción Silva



Flores que se enlazan y que danzan

Más vale entonces


UNA FLOR EN EL CAMINO

La muerta resucita cuando a tu amor me asomo,
la encuentro en tus miradas inmensas y tranquilas,
y en toda tú... Sois ambas tan parecidas como
tu rostro, que dos veces se copia en mis pupilas.
Es cierto: aquélla amaba la noche radiosa,
y tú siempre en las albas tu ensueño complaciste.
(Por eso era más lirio, por eso eres más rosa.)
Es cierto, aquélla hablaba; tú vives silenciosa,
y aquélla era más pálida; pero tú eres más triste.

Una flor en el camino
Amado Nervo




y darme la mano a tiempo


Enlazadas


DAME LA MANO

Dame la mano y danzaremos;
dame la mano y me amarás.
Como una sola flor seremos,
como una flor, y nada más...

El mismo verso cantaremos,
al mismo paso bailarás.
Como una espiga ondularemos,
como una espiga, y nada más.

Te llamas Rosa y yo Esperanza;
pero tu nombre olvidarás,
porque seremos una danza
en la colina y nada más...

Dame la mano
Gabriela Mistral


Para llevarse como adorno de las novias

Las virtudes, las victorias

La paciencia

La humildad


Como Novia con Corona de Flores Enlazadas

O ya de menos, ya bailadas

Así versan los consejos de poetas

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