domingo, 5 de junio de 2011

Yo un día bese un saltamontes

Aquí con flores que me trajo

Yo un día bese un saltamontes en mis sueños de esos de cuyo nombre no logro acordarme, son sueños, vanidades y eso son sueños. Sueños que me pertenecen y por lo tanto incompartidos, tristes y excitantes.

Ese saltamontes, primero me decía cosas perversas, usa, toma, no ames, usa, usa y usa. Porque hablaba de objetos y no de sentimientos. Entonces confundida y atormentada me fuí apartada a mi lugar de esos frente a casa a jugar con la pelota, los espejos y las formas de mis curvas.

Mientras el saltamontes apareció en figura de hombre, primero amigo, primero hombre y después perverso siendo simple y llano me beso, le bese, le di cariño, se entrego completo, y yo accedí al mismo. Y cuando le he visto de pronto en el what can we said el era verde y diminuto. Casi me asusto del cambio aquél.

Que cosa más irrisoria esa, esa que de repente mientras el beso se hacía encuentro, se convirtió en un saltamontes y yo sin más nada, le quise aunque fuera un pequeño insecto que brinca que surca por las colinas mientras caminamos, así también sucedio cuando en mi primera excursión al bosque, salieron miles saltando, brincando y verdes.

Mientras platico esto, me he tomado mi café a gran velocidad simplemente recordando, recordando el sueño áquel donde nos besamos y nos despedimos, pero no fue un adios definitivo fue un sueño irrepetible cuando desperté. En mi vida percibo siempre al brinquillo áquel que a veces se esconde en mi zapato, horas y horas sin ocasionarme ni una molestia. Has sido todo una vida y yo aún tengo el recuerdo, la dulzura y el beso áquel y el secreto de voces que escucho de pronto y cuando le quiera de nuevo ahí está de nuevo aquel.

¡¡¡¡Caelifera!!!!

Llévame a tu cárcel de amor y migra en mi.

No te concentres demasiado en una simple y llana zona, aquí está mi corazón.

Que te daré el alimento suficiente para volar

Para que no tengas más necesidades

No seas Locustra migratoria y terca impersonal

Cosecha en mis sueños la gloria de tus ninfas.

Midiendo el tiempo en el espacio



La Pirata

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